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del blog Senderal
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@rulopezmoran
ESPADÀNIQUES
vol agrair a l'autor la cessió d'este treball, que va publicar en el seu blog i ara ens obsequia.
La
sierra Espadán alberga la mancha de alcornocal más importante del
sureste de la península Ibérica. Y el bosque más puro de estas
latitudes se encuentra de camino a la Casa de la Mosquera, en el
Barranco de la Falaguera (Azuébar)
Emboscarse.
Esto es lo que les pido en esta ocasión. Pero no en su voz de
apostarse en un sitio para asaltar a alguien, como el ladrón
Fendetestas, sino para internarse en la espesura y hermanarse con los
seres más pacíficos y bondadosos del bosque. Aquellos que no
conocen la vanidad. Que nunca se dan importancia, aunque con su sola
presencia embellezcan el alrededor. Para caminar bajo sus copas,
acariciar sus troncos y admirar su arquitectura nudosa, la única que
une la tierra con el cielo. Y por unos momentos abandonar el camino
trillado y aventurase en un sendero entrevisto. Para sentir que algo
o alguien nos observa a nuestra espalda. Que nos mira inquieto porque
su espíritu está hecho del rumor del viento y el ruido de la lluvia
sobre la fronda. Un manto verde y perenne que cubre con mimo unos
márgenes que en parte han sido moldeados a nuestra imagen y
semejanza.
El
alcornoque es sin duda uno de los árboles más nobles de nuestra
geografía, aunque el idioma no le haya hecho justicia. La expresión
“pedazo de alcornoque” se aplica a una persona escasa de
inteligencia cuando este ser vivo es un compendio de virtudes. De su
corteza se obtiene un producto insustituible por sus cualidades:
ligero, comprensible, elástico, impermeable, con elevada capacidad
de aislamiento acústico y térmico, y resistente al fuego. De ahí
sus múltiples aplicaciones, siendo el tapón de corcho la más
extendida. No es por tanto una malformación genética o un capricho
estético que la mayoría de los árboles que nos amparan estén
descorchados, porque estamos sumidos en un bosque cultivado. Un
patrimonio cultural y natural único en su género.
La
saca del suro
Así
se denomina el proceso de pelado del árbol por parte de los
sacadores o traedors. Unas cuadrillas que siguen realizando la
saca como sus antepasados: con hacha y mango. Además, todas las
piezas de corcho o suro son transportadas a puro huevo primero
y luego a lomos de mulas, porque en estas montañas no entran ni el
tractor ni la oruga. La primera cosecha susceptible de convertirse en
un tapón de calidad llega a los 40 años. Después el descorche se
sucede cada 12 o 13 años, teniendo una esperanza de vida de dos
siglos y medio. Ciertamente, no es un negocio de aquí te pillo y
aquí te mato. Y aún así, los sacadores están extendiendo el
alcornocal a la sierra Calderona. Obvio, es su manera de ganarse la
vida, aunque sea parcialmente.
La
Casa de la Mosquera
La
Casa de la Mosquera era una antigua explotación de corcho. Hoy la
finca está abandonada. Pero se mantiene en pie. Y nos invita a
asomarnos, con la debida precaución, por sus balcones y ventanas, ya
que han perdido sus barandillas y postigos. No hay mejor enmarcado
del valle que desde sus diáfanas habitaciones. A sus pies brota
entre helechos y madreselva un modesto hilo de agua. Las aguas de
Espadán son muy apreciadas. No en vano, hay dos embotelladoras en
los pueblos de Chóvar y Almedíjar. No desaprovechen la oportunidad
y repongan el preciado líquido. No es la fuente de la juventud, pero
sus propiedades están contrastadas: baja mineralización, pocas
concentraciones de residuo seco, y completamente libre de
tratamientos químicos ya que el alcornocal actúa de filtro natural.
Las
comarcales de Espadán
Azuébar |
El
paisaje es memoria porque sostiene las huellas de los que estuvieron.
Los castillos; los bancales de piedra seca; la toponimia; el bosque
en sí mismo. Todo remite a un pasado que se refleja sobre la
ventanilla de nuestro vehículo en la carreteras que atraviesan el
parque natural. Unas cintas de asfalto que serpentean entre los
pueblos de Soneja, Azuébar, Chóvar, Eslida, Aín y Almedíjar. Unas
carreterillas que tienen la propiedad de recorrerlo. En cierto modo,
de revivirlo, aunque sea fugazmente, mientras nuestra mirada se
disipa sobre esos tiempos antiguos que quedaron prendidos en un
paisaje prácticamente inmutable.
DATOS
DE INTERÉS
Cómo
llegar
Desde
Valencia por la Autovía Mudéjar salida Soneja-Azúebar. Justo a la
salida de Azuébar, tomad la pista de asfalto que deja a mano
izquierda el área recreativa Las Carboneras. Tras unos 3 o 4
kilómetros, esta carreterilla aboca a la pista forestal que
atraviesa el Barranco de la Falaguera. Hay espacio para estacionar.
Dónde
comer
Restaurante
La Carbonera, en Chóvar (Castellón). Tel. 964 65 10 56
“El
alcornoque es, sin duda, uno de los árboles más nobles de nuestra
geografía, aunque el idioma no le haya hecho justicia. «Pedazo de
alcornoque» se aplica a una persona escasa de inteligencia, cuando
este ser vivo es un compendio de virtudes.
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