Era un deure moral i espadànic dedicar un apunt a Luis Gispert Macián, autor de la primera guia sobre la nostra serra, quan arriba al 40 aniversari de la publicació. Caminando por la Sierra Espadán ha estat a casa "des de sempre", era com una presència obligada, un llibre d'aquells que quan estàs avorrit agafes amb estima i revises què diu del teu poble, o del poble del costat. Les fotos ja són relíquies d'aquells pobles dels anys 70 i 80 en blanc i negre, d'aspecte senzill, amb ànima.
Luis Gispert és pioner en moltes coses a casa nostra, emulador arrelat d'aquell històric Emili Beüt que ha continuat passejant i escrivint a parts iguals.
–Luis: tu guía es la primera que se publicó sobre nuestro territorio. ¿Qué lecturas te inspiraron a dar ese paso? ¿Qué necesidad detectabas en la sociedad o, quizás, tenías personalmente de hacerlo?
–Fueron como una
inspiración mis viajes al Pirineo, que los inicié en el año 1975. Benasque fue
el centro de mis escapadas montañeras. Y las librerías, la forma de ver cómo se
hablaba del Pirineo, sobre todo en los libros escritos por Cayetano Enríquez de
Salamanca. Nuestras montañas eran las grandes desconocidas para el público,
para el sector viajero. Y no te hablo de excursionismo, ni de guías. Eran como
un compendio montañero los libros de Cayetano.
Y así surgieron mis
primeras obras, entrañables en todos los aspectos: Caminando por la Sierra
Espadán y Por tierras del Alto Palancia. Gracias que encontré a un
editor que me ayudó mucho, como fue José Marí Montañana.
–¿Te resultó fácil delimitar la
Sierra de Espadán?
¿Qué referencias geográficas y/o librescas
tomaste?
–Geográficas las que
veía a cada paso por sus pueblos y la sierra, las que descubría. No existían
referencias librescas. Un mapa, una brújula, la delimitación por términos y
caminar por ellos. Los senderos apenas existían. Era una completa aventura
adentrarme en el bosque, en los roquedos y su frondosidad selvática. Muchas
veces, para salir de los atolladeros a los que me enfrentaba en mis
incursiones, me servían los pasillos que creaban los jabalíes, arrastrándome
por el suelo o descolgándome por el rodeno.
Así
se contemplaba entonces el excursionismo, no como hoy, donde esta acepción pasó
a entenderse como senderismo, por su fácil seguimiento a través de rutas
balizadas y descritas en guías. Cómo anécdota te diré que durante el año que
anduve por la Sierra Espadán no me topé con ningún excursionista. Acaso no
coincidimos. Sí que hablaba con los guardas forestales que la vigilaban.
–En 1979 inicias la
colaboración
en el diario Mediterráneo con
las series “Por rutas de la Sierra Espadán” y “Vértices geodésicos de la Sierra
Espadán”. ¿Cómo fue aquello?
–No
recuerdo muy bien esa colaboración. Seguro que el diario me publicaba algunas
rutas de viajes, ya que era corresponsal de prensa en Segorbe desde el año
1964.
–Y en 1980 Marí Montañana de Valencia te
publica Caminando
por la Sierra de Espadán. Parece que alguien en Valencia mostraba interés por
un territorio semiaislado…
–Existía un vacío
en lecturas de este tipo por todo el territorio valenciano. Pocos éramos los
que escribíamos este género. Es un honor citar a Emili Beüt, José Soler
Carnicer, Rafael Cebrián, Roca Miquel y Antonio Calero. Le conté mis proyectos
literarios y viajeros a Pepe Marí y me apoyó totalmente.
–¿En qué consistían
tus colaboraciones en Valencia Atracción? ¿Fueron muchos años?
–Creo que fue en
todos los años que José Soler fue director de esta revista. Eran artículos
sobre Espadán, sus pueblos, Segorbe, la comarca del Alto Palancia…
–¿Cuánto debe Caminando
por la Sierra Espadán a los artículos en el Mediterráneo?
¿Da mucho trabajo pasar de las cuartillas y de los límites de extensión a un
libro?
–Tenía un plan de
trabajo al que fui muy fiel durante todas mis andanzas viajeras por nuestras
tierras y las de Teruel. Empleaba los fines de semana para dedicarme a esta
labor. Los sábados me iba a descubrir tierras y pueblos y los domingos a
escribir mis andanzas e impresiones y mis contactos con las gentes de cada
lugar. Escribía a mano, y cuando tenía todo el capítulo escrito lo pasaba a mi
máquina de escribir. Utilizaba una Olivetti Studio 46.
–Se nota que tu
libro no es una guía de viaje turístico al uso: hay
documentación
y hay alma. ¿En
qué
dosis?
–Creo que los dos
se integran completamente. En cada capítulo me tenía que documentar, hablar con
los alcaldes de cada municipio, con los vecinos que conocían palmo a palmo los
términos, con los pastores, con los masoveros… Y luego, al transcribir esa
documentación al papel, gustaba anotar los sentimientos, el placer lírico que
me despertaban los paisajes y los pueblos.
–Las fotos, tanto
del libro como de los artículos en prensa, ya poseen un valor histórico, ¿verdad?
–Yo creo que sí.
Son libros muy ilustrados y que en su tiempo fueron galardonados como libros de
Interés Turístico Nacional.
–Después de 24 libros
publicados, ¿es
éste
tu best-seller? ¿Cómo recuerdas la
recepción
de esta obra? ¿Qué alegrías te ha reportado?
–Fue mi primer
libro de viajes. No sabía cómo gustaría. Y gustó mucho. Tuvo dos ediciones.
Aunque luego surgieron otros libros que tuvieron una buena acogida y me
reportaron muchas alegrías, como Del Mijares al Peñagolosa, por el que
recibí el Premio Nacional de Libros “Antonio Ortiz Muñoz” de la FEPET en el año
1989. Ahora bien, todos mis trabajos han surgido por el amor a nuestras tierras
y modestamente creo que he contribuido a que se conocieran.
Tras
publicar Caminando por la Sierra Espadán, mi vida literaria cambió
mucho. Había escrito dos libros sobre Segorbe y desde entonces se inició una
etapa que, felizmente, sigue hoy. Las lecturas de los compañeros antes
descritos me animaron mucho. También los contactos que tuve con el Centro
Excursionista de Valencia. En la comarca del Alto Palancia hubo jóvenes que
afloraban una enorme afición hacia la exploración de las cuevas. Y su labor fue
muy reconocida y recompensada. Fueron mis amigos y se creó, fruto de esta
afición, lo que es el actual Club Excursionista Alto Palancia.
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Foto enviada per Manolo Gimeno (Higueras) |
–En estos 40 años, ¿cómo ha cambiado la
Sierra Espadán, sus pueblos, sus gentes, sus costumbres, los hábitos, la
economía, la fijación de la población, la autoestima de su gente, el veraneo…?
–Sobre todo la
autoestima de sus gentes, la residencia estival, las costumbres, el potencial
de sus fiestas, la mejora de su patrimonio histórico, como la restauración de
algunos castillos árabes, la blanca fisonomía de las calles… Aunque mantienen
la esencia serrana de antaño, la pureza del aire, los perfumes del paisaje que
crecen desde sus hondas heredades, donde las piedras y el rodeno hablan por sí
solos.
En toda la
Comunidad Valenciana, el despegue del turismo rural ha sido espectacular. Es la
alternativa económica del presente y del futuro al mundo rural, a esa España
vaciada de la que tanto se habla hoy. Aunque se deben aumentar las ayudas,
sobre todo del fondo europeo, encariñar nuestro interior, nuestra sierra.
El sentimiento
hacia lo natural ha crecido mucho en estos 40 años con sus cambios sociales.
Como pioneros éramos unos románticos de nuestras montañas, pero sin consumirla.
Sin competitividad, como hoy se masifica en algunas actividades. En general,
los valores positivos son los que marcan la vida del senderismo en nuestras
sierras.
–A tu parecer, ¿en qué ha mejorado la
vida de nuestra gente desde la declaración de Parque Natural?
–Antaño los pueblos
de la sierra disponían de recursos naturales renovables. El despoblamiento de
la población vació estos recursos. Sin embargo, con la declaración de Parque
Natural, ha aumentado la formación de otros recursos económicos con esperanzas
sostenibles. Hay municipios que se aprovechan de su cercanía a los sectores
industriales de la Plana, como La Vall d’Uixó, Onda, La Vilavella, Artana…
Pero, en general, la vida de las gentes de todos los pueblos se ha beneficiado
de esta declaración, con mejoras en su hábitat, calles, parajes, fuentes,
senderos, patrimonio histórico, etc.
Sin embargo, creo
que aún queda mucho por hacer en la oferta de turismo de naturaleza, deportivo
o de aventura. Hay que señalizar mejor las rutas del Parque, la instalación de
algún mirador contemplativo, la conservación de las áreas recreativas. Los
pueblos se vuelcan para que sus gentes tengan todo lo necesario, pero esta
predisposición no es suficiente si por los gestores del Parque no hay una mayor
dedicación.
–¿Hay vida para
siglos en estos pueblos?
–Yo creo que sí.
Son pueblos cuya constante ha sido y es la placidez y serenidad que atesoran.
Conservan esencias del pasado, con su marcado carácter árabe, y son fieles al
urbanismo y estilo tradicional, como Aín, Eslida, Chóvar, Vall y Algimia de
Almonacid, Gaibiel, etc.
Las actividades
socioeconómicas de la sierra se han centrado en el aprovechamiento tradicional
de los recursos naturales, como la explotación de los alcornocales para la
extracción del corcho, la apicultura, la ganadería, la agricultura…, aunque
algunos muy debilitados. El aceite de oliva virgen extra Serrana de Espadán es
el producto estrella del Parque Natural, así como el agua, por medio de las
embotelladoras de Chóvar o Artana.
Son pueblos muy
cuidados por sus Ayuntamientos, abiertos al turismo, como centros veraniegos, y
al senderismo, respetando siempre el valor y la riqueza biológica del Parque.
El turismo rural es primordial. Así lo entienden todos los municipios, pues es
evidente la calidad de la vida tranquila que se respira en cada pueblo. Caminar
por sus sendas, valles, parajes… alcanzar sus omnipresentes cumbres, debe ser
sinónimo de respeto y amor a la naturaleza, nunca desvalorizarla. La alteración
del paisaje o su destrucción en muchos lugares de montaña me preocupa:
canteras, incendios, urbanizaciones, pistas… Los Parques se han creado para
cuidar el medio ambiente.
–¿Continuamos
necesitando más
libros que nos hablen de la Sierra Espadán? ¿Qué aspectos crees que
están
poco investigados?
–Nuestra sierra no
estaba escrita ni transitada cuando escribí Caminando por la Sierra Espadán.
Explicaba mi gran amigo y escritor valenciano Soler Carnicer (q.e.p.d.) al
prologar mi libro “que viene a engrosar una lista, más bien magra
desafortunadamente, de títulos que nos ayuden a conocer y también a descubrir,
en muchas ocasiones, nuestro propio país”.
Hoy,
afortunadamente, desde el año 1980 en que se publicó la primera edición de esta
obra, han surgido muchos libros que hablan de la sierra, tanto en el aspecto
senderista, como económico, patrimonial y de memoria histórica. El auge
bibliográfico ha aumentado mucho, también en las redes sociales.
–Recientemente has
presentado Regreso
a la Tinença de Benifassà en tu ciudad, Segorbe. ¿Qué encuentras en
estos “interiores” que se encuentran a un paso de la costa y se han ido
despoblando?
–Realidad, el
encanto del recogimiento, un silencio que te habla, el apego que cada habitante
siente por su tierra, sin apenas contaminación lumínica, los cambios del
paisaje en cada estación, su poder sanador, que reconforta anímicamente… Y,
sobre todo, sus gentes, que siguen fieles a su territorio, a pesar de los
contrastes que alteran el hábitat, una tierra dura pero a la vez muy bella.
Explicaba mi amigo
Rafael Cebrián en una de las entrevistas que le hicieron que “caminando es la
única y más respetuosa forma de acceder a la naturaleza, de convivir con su
integridad sin mancillarla ni destruirla”. Mi novela, como los anteriores
libros, fijan este pensamiento y la Tinença es un paraíso si se contempla de
este modo.
–¿De cuáles de tus libros
te sientes más
orgulloso y por qué?
–Todos han sido
importantes en mi vida durante los 42 años que voy escribiendo. En
principio te diría que fue Caminando por la Sierra Espadán, porque me
hizo despertar ilusiones viajeras que tenía confinadas en foros desconocidos.
En
pocas palabras…
–Un paraje de Espadán único: Hay tantos donde
sentir en profundidad el hechizo de esta sierra… Citaré el valle de la
Mosquera, como representativo de la riqueza botánica con el alcornocal, y el
barranco de Agua Negra.
–Un pueblo de Espadán: Vall de Almonacid,
al lado del río Chico y en las faldas de la Peña Matorramos, los vigorosos
lienzos de su restaurado castillo.
–Una canción o composición musical:
Dos: “Más allá de
la cumbre: Un lugar tranquilo” y “Edelweiss” de la película Sonrisas y
lágrimas.
–Un libro de
ficción:
Los relatos de la
escritora segorbina Fina Marín, en su libro Olivos y espliegos, un
bonito canto a las excelencias de nuestra tierra.
–Un libro de
viajes:
El último de Javier
Reverte: Suite italiana.
–En nombre de Espadàniques, muchas gracias por
dedicarnos tu tiempo y enhorabuena por esta carrera literaria tan dilatada y llena de buenos frutos.
Podeu seguir Luis Gispert en el seu blog “Un soñador por las cumbres”.
Soberbia entrevista, muy cuidada y creo que nada se ha quedado en el tintero... Me uno a las felicitaciones y atenciones a Luis Gispert, a quien considero mi maestro. Todos los reconocimientos los tiene más que merecidos. Con mi admiración y sobre todo con mi respeto. ¡Un fuerte abrazo, Luis!
ResponEliminaGracias Juanjo, por tus palabras, por todo lo que nos une a Espadan...por esa felicidad que nos transmite nuestra vocación...un fuerte abrazo.
EliminaMoltes gràcies pel teu comentari. Entre tots i totes hem de treballar per fer un territori millor.
EliminaGràcies per tot el treball d'estos anys. Els llibres de Luis Gispert han sigut per a mi una guia amb què conéixer millor la serra, l'Alt Palància i per extensió, tot Castelló i part de Terol. Els conserve junt als d'altres persones per a mi importants en la divulgació territorial valenciana com Ricardo Muñoz, José Soler o Rafael Cebrián. També Manuel Costa, Vicenç Rosselló, José Manuel Almerich o Paco Tortosa, entre moltes altres persones, algunes com Emili Beüt wue ja no estan entre nosaltres. Al capdavall, el de Luis Gispert és un treball divulgatiu, assequible, interessant i honest. Un cant a la seua terra i una xicoteta joia. Gràcies
ResponEliminaAgustí Hernàndez
Moltes gràcies pel teu comentari. Entre tots i totes hem de treballar per fer un territori millor.
EliminaGracias a ti, Agustí, eres un importante referente con tus libros sobre los nucleos deshabitados. Un trabajo excelente que nos hace pensar, sentir y amar la España vaciada.
ResponEliminaMoltes gràcies pels vostres comentaris. Entre tots i totes hem de treballar per fer un territori millor.
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